¿CÓMO CONSIGO QUE ME RESPETE MI HIJO O ALUMNO?

Esta mañana he participado en una mesa redonda sobre coaching familiar, educación y comportamiento de los niños, y, tanto los educadores como los padres, me han preguntado cómo pueden ganarse el respeto de los más pequeños.

 

Me decían que parece muy sencillo, pero en el día a día y en momentos tensos de desobediencias por parte de los niños, y, nerviosismo por parte de los padres, no saben cómo actuar, pues dicen haberlo probado todo.

 

Mi respuesta ante estos casos es que efectivamente es fácil desde el observador y se complica desde la parte hacedora. Les propuse esta idea: solamente hay que tratar con educación y respeto a los hijos. Es decir tratarlos como personas, aunque sean pequeños. Así, de igual forma, ellos nos contestarán con el respeto que nosotros les mostramos.

 

Seguidamente, les he preguntado que qué es el respeto para ellos.

 

La gran mayoría, me han contestado que se les obedezca, que no se les discuta…

 

Tras su respuesta, les he pedido que me explicaran cómo conseguían pues el respeto de sus hijos o alumnos, a lo que acto seguido, me han contestado que ese era el problema, que no sabían cómo conseguirlo.

 

La mayoría de ellos, comentaban, que habían sido estrictos, habían puesto castigos e incluso en algún momento de nerviosismo habían llegado a dar algún azote del que luego se arrepentían, y aun así decían que no habían conseguido respeto.

 

Les he hecho las siguientes preguntas: ¿si vosotros estuvierais castigados, os hubieran prohibido estrictamente todo, no tuvierais posibilidades, para qué lucharíais? ¿Tendríais algo que conseguir?

 

Me dieron distintas respuestas: “…si ya lo he perdido todo, ¿para qué esforzarme?”, “si no puedo hacer nada, ni siquiera ir a ningún sitio, ¿qué puedo hacer?”, “¿cómo voy a aprender cosas o a motivarme por aprenderlas si me obligan a aprender?”

 

Mi última pregunta fue: ¿De qué forma os sentiríais motivados para hacer algo o para realizar un esfuerzo?

 

Todos respondían que si tuvieran algún beneficio, premio o reconocimiento, si se les apoyara en vez de obligarlos, si no fueran estrictos con ellos, si se contara con ellos en algunas situaciones para decidir o elegir…

 

Todos somos personas y nuestros alumnos e hijos, aunque sean menores que nosotros, son personas con una forma de pensar y un punto de vista, posiblemente diferente al nuestro pero no por ello peor.

 

Me gustaría finalizar con una frase que os sirva de reflexión y que yo repito en diferentes ocasiones: 



“Educar no es enseñar a uno lo que tiene que pensar, es enseñar a pensar”

Escribir comentario

Comentarios: 0